
DESASTRE CLIMÁTICO
DEJAMOS A LA SIGUIENTE GENERACIÓN UN MEDIO AMBIENTE ENFERMO SIN HABER HECHO NADA POR EVITARLO, NO LES NEGUEMOS TAMBIEN LA POSIBILIDAD DE DEFENDERSE.
EL DERECHO A DEFENDERSE DE NUESTROS JÓVENES
Ya que dejamos a los más jóvenes en herencia la gran sorpresa de un planeta con:
- Incendios de sexta generación, inextinguibles.
- Mayor escasez de agua, desertización.
- Pérdida de una parte muy importante de la producción de alimentos, hambre.
- Aumento del nivel del mar, cientos de millones de personas desplazadas.
- Aumentos de fenómenos extremos como lluvias torrenciales, granizo, inundaciones, grandes episodios de sequía, muertes prematuras.
- Aumento de alergias y enfermedades tropicales así como superbacterias inmunes a los antibióticos, graves problemas de salud.
- Brutal impacto en nuestra económia teniendo que dedicar los recursos de los médicos a la sobrevivencia.
También les deberíamos permitir, al menos, la posibilidad de que se defiendan.
La neutralidad no existe.
La neutralidad con el cambio climático no existe, cada día, cada uno de nosotros, generamos residuos y o bien, compensamos esos residuos de alguna manera y disminuimos nuestra huella de carbono o contribuimos a incrementar el desastre medioambiental, en resumen, o somos parte del problema o parte de la solución.
Hay quien cree que si se uniese ahora al movimiento en favor del clima, sería el último en hacerlo, pero nada más lejos de la realidad, de hecho, si decidieras pasar a la acción ya, aún serías un pionero
HEMOS PERDIDO UNA CARRERA
Hemos perdido una carrera, —la de impedir efectos perjudiciales— pero ahora, con la aceleración del calentamiento, nos hayamos a punto de empezar otra, la de mitigar una crisis climática y que el planeta siga siendo habitable.
Es ahora cuando determinamos si dejaremos a nuestros estudiantes, hijos y nietos un planeta cuyo futuro derive hacia estados cada vez menos habitables o le plantamos cara de una vez por todas, sin más perdida de tiempo y dilaciones a este crítico problema.
Aunque la decisión no es si participamos o no, sino si permitimos que sean los que más sufrirán esta crisis climática los que decidan si participan y si deciden que sí, apoyarlos con todas nuestras fuerzas.
LA DECISIÓN DE PARTICIPAR
La decisión de participar o no en una iniciativa de colaboración con nuestros ecosistemas, no la deberían tomar personas que nunca han participado en ningún proyecto de ayuda y que jamás se verán afectadas por el cambio climático.
La inmensa mayoría de nosotros aún no tiene conciencia plena de lo que está sucediendo y a muchos otros les trae sin cuidado y ambas cosas son tremendamente peligrosas para el futuro de los que hoy están en edad escolar.
No permitir que sean los estudiantes los que decidan si quieren ser parte de la recuperación de nuestros ecosistemas es un acto de egoísmo y prepotencia sin igual.
En general parece que el mundo se está desmoronando, pero en realidad es una época llena de oportunidades, porque sinceramente, ¿cuándo un estudiante había tenido la posibilidad de salvar un planeta antes de hoy?
UNA PROPOSICIÓN MUY DECENTE
Le propongo que preguntes a sus alumnos, si están dispuestos a dedicar 5 minutos a la semana durante 3 años para realizar una labor que de verdad cambie la tendencia autodestructiva que ahora llevamos.
Por favor, recuérdeles que el 90 % de todas las emisiones que admite nuestro planeta antes de que se destruya el hábitat que nos da vida, ya las hemos emitido.
Y que todavía no podemos contar con los gobiernos por brutales presiones y que más del 50 % de todos las emisiones del CO₂ antropogénico, tuvo lugar después de que se fundara el Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre Cambio Climático, (IPCC).
Esto es algo muy grande
Hay quien cree que si se uniese ahora al movimiento en favor del clima, sería el último en hacerlo, pero nada más lejos de la realidad, de hecho, si decidieras pasar a la acción ya, aún serías un pionero.
Si deseas formar parte de ese empeño para cambiar las cosas, estás en el lugar adecuado.
La mayor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que otra persona lo salvará.
– Robert Swan
